Sentir ansiedad es una respuesta normal y adaptativa que experimentamos todas las personas en determinadas ocasiones. Sin embargo, cuando la ansiedad se produce de manera excesiva, cada vez con mayor frecuencia y empieza a interferir en nuestras actividades diarias, podemos estar padeciendo un problema psicológico.
Dependiendo del contenido de las preocupaciones, de la existencia o no de un estímulo ansiógeno concreto, así como de la sintomatología experimentada, nos encontraremos ante un trastorno de ansiedad específico.
Trastorno de Ansiedad Social (Fobia Social)
Las personas con fobia social tienen miedo a lo que otras personas puedan pensar u opinar sobre ellas. Es por esto, que comúnmente evitan las situaciones sociales. En una reunión social, les cuesta participar en las conversaciones y presentan gran temor a llamar la atención. En los casos más extremos, evitan salir con otras personas, o lo hacen solo con aquellos muy cercanos, por lo que supone un problema a la hora de hacer amigos o tener citas. En el trabajo también puede suponer un problema, ya que tener que hacer una presentación o hablar en una reunión, pueden ser de las situaciones más angustiosas que puedan experimentar.
Fobia específica
En una fobia específica, la persona tiene un miedo muy intenso y duradero hacia un objeto o situación, y el hecho de enfrentarse a la cosa temida le puede provocar terror, por lo que lo evitará a toda costa. Si aquello que teme está cerca de él, será muy complicado hacerle sentir seguro y calmarlo. Existen muchos tipos de fobias, y es común experimentar fobia a más de un objeto o situación.
Trastorno de ansiedad generalizada
La ansiedad generalizada es un trastorno en el que la persona se preocupa y angustia frecuentemente por muchas cosas y cree que no tiene las habilidades necesarias para enfrentarse a ellas o solucionarlas. El contenido de sus preocupaciones es similar al de otras personas, es decir, se preocupan por cosas como el trabajo, sus relaciones personales, sus habilidades o enfrentarse a situaciones nuevas. La diferencia es que las sufren casi cada día y en una intensidad más alta que los demás.
Trastorno de pánico
Un ataque de pánico es un episodio de miedo intenso, que aparece de forma repentina y provoca sensaciones físicas desagradables (palpitaciones, sensación de ahogo y mareo) y pensamientos catastrofistas (miedo a perder el control o a morirse). La persona que padece un trastorno de pánico, sufre estos episodios recurrentemente, a pesar de no existir un peligro real. Además, aparecen de forma repentina y en cualquier momento o lugar, por lo que la persona desarrolla miedo a sufrir otra crisis y empieza a evitar las situaciones donde tuvieron lugar, afectando de forma significativa a su calidad de vida.
Agorafobia
La agorafobia es un trastorno de ansiedad en el que la persona experimenta un gran temor a estar en una situación en la que piensa que no podría escapar o disponer de ayuda si la necesitase. Las personas con agorafobia sienten gran dificultad para sentirse seguras en un lugar público donde se reúnen grandes multitudes (como centros comerciales o conciertos), o en espacios cerrados (como un ascensor o usando el transporte público). En casos extremos, solo son capaces de salir de casa si es acompañados por alguien cercano.
Está muy relacionada con el trastorno de pánico, cuando la persona que ha sufrido ataques de pánico empieza a sentir miedo y evitar aquellas situaciones en que se provocaron, por lo que no es extraño que aparezcan juntos.
Para saber los síntomas y el tratamiento de los Trastornos de Ansiedad, visita la sección Ansiedad y Fobias.
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